La logística ha desempeñado un papel crucial en la evolución humana, desde la optimización del transporte de bienes en sus inicios hasta los complejos sistemas actuales de gestión y distribución.
Desde los albores de la civilización, la logística resultó un elemento fundamental para garantizar el aprovisionamiento y el transporte de suministros y bienes críticos. Los antiguos griegos y romanos ya estaban familiarizados con el concepto a la hora de transportar víveres, sobre todo en el ámbito militar, pero fue recién en el siglo XVIII cuando se acuñó el término «logística» para referirse a las actividades relacionadas con el transporte y el mantenimiento de las tropas.
Evolución a través del tiempo
A lo largo de la historia, la logística ha evolucionado de manera significativa para adaptarse a las cambiantes necesidades de la sociedad y el progreso tecnológico. En la antigüedad, regiones como la Mesopotamia, Egipto, China y Roma desarrollaron sistemas de transporte y almacenamiento para abastecer a los ejércitos, las ciudades y los comercios. Durante la Edad Media, las rutas comerciales desempeñaron un papel fundamental en el intercambio de bienes, y se idearon diversos métodos de almacenamiento y distribución para abastecer los mercados.
Sin embargo, fue en la Revolución Industrial del siglo XVIII cuando la logística experimentó un punto de inflexión significativo. La maquinaria, el ferrocarril y los barcos de vapor transformaron los sistemas de transporte permitiendo una mayor eficiencia en la distribución de productos. En el siglo XX, la producción en masa, la globalización y el avance tecnológico, desde el teléfono hasta internet, revolucionaron aún más la logística. Surgieron conceptos como el «just-in-time» y la gestión de la cadena de suministro (SCM), que priorizaban la eficiencia y la calidad del servicio.
La era digital trajo consigo cambios radicales. A partir de este período, se implementaron sistemas de gestión de almacenes y transporte, códigos de barras, tecnología de Identificación por Radio Frecuencia (RFID) y sistemas de trazabilidad en tiempo real. El enfoque se desplazó de la calidad del producto a la calidad del servicio, donde el valor agregado se convirtió en un factor clave.
Actualmente nos encontramos en la era de la Logística 4.0, que se basa en la digitalización, la inteligencia artificial, el Internet de las cosas (IoT) y la automatización robótica de procesos (RPA). Ejemplos notables incluyen la optimización de rutas, el uso de vehículos autónomos y almacenes robotizados.
Ahora, a medida que avanzamos hacia la noción de Logística 5.0, impulsada por la Industria 5.0, se busca no solo la eficiencia, sino también objetivos más amplios como el bienestar humano, la sustentabilidad y la resiliencia.
En adición, es importante destacar que en la perspectiva que compartimos no existen divisiones tajantes entre la logística antigua y la logística moderna. La logística contemporánea se asemeja más a un tablero de herramientas en constante expansión, donde cada día se suman nuevas estrategias y enfoques sin que esto signifique la obsolescencia de las prácticas previas. Como consecuencia, la habilidad para desarrollar una estrategia efectiva comienza por evaluar la madurez de nuestra cadena de suministro y comprender las demandas que debemos satisfacer. Una vez identificado este panorama, es crucial encontrar soluciones que ofrezcan una alta probabilidad de éxito (> al 97%) al menor costo compatible con dicha estrategia, siendo necesario recalcar que, así y todo, debemos apartarnos del concepto de «logística del mínimo costo».
Específicamente en la industria minera, se presentan una serie de desafíos muy diversos en el ámbito de la logística, tales como:
-Lugares de desarrollo industrial que suelen caracterizarse por condiciones extremas, lo que demanda procesos de logística sólidos y resistentes.
-El manejo de flujos de insumos, subproductos y productos que pueden ser inmensamente voluminosos y, en ocasiones, peligrosos, añade una complejidad adicional.
-Las condiciones de vida de los trabajadores en estas áreas a menudo presentan desafíos particulares en términos de logística, y es esencial tener en cuenta el bienestar del capital humano.
-Las rutas primarias que conectan la producción minera con los consumidores primarios y secundarios suelen ser largas y rigurosas, lo que implica desafíos logísticos significativos.
-La conectividad entre los diferentes eslabones de la cadena de suministro puede ser complicada en ambas direcciones, lo que requiere una gestión eficiente de la información y los recursos.
En resumen, la logística en la industria minera es un campo que demanda un enfoque integral y adaptado a las necesidades específicas de su cadena de suministro. Evaluar su madurez, optimizar procesos internos y externos, considerar la dimensión cultural y desarrollar un plan de implementación que aborde aspectos económicos, humanos y temporales son pasos esenciales para garantizar el éxito en un sector en constante evolución y de gran proyección como la minería.