Aún se desconocen los efectos que la pandemia del COVID-19 traerá en los mercados, pero se espera que esta crisis global no hará ninguna discriminación: golpea tanto a las principales potencias, hoy las más afectadas por el avance del SARS-CoV-2, como a los países en desarrollo. El impacto en la situación de ciertos commodities está en período de definición, aunque los analistas apuntan a un trimestre gris y a China como posible primer país en reactivarse post pandemia. Al momento, el número de contagios asciende a 800.000 y se refuerzan en todo el mundo las medidas sanitarias.
Luego de que el presidente de la Nación, Dr. Alberto Fernández, anunciara que la cuarentena preventiva y obligatoria se extenderá hasta el 13 de abril, en el país comienza a crecer la incertidumbre sobre cómo atravesar el pasar económico en el corto plazo hasta que la curva de contagios causados por el coronavirus disminuya. La economía argentina ya venía de un período ajustado en relación a la renegociación de la deuda, pero claro está que el Presidente ha optado por el freno de esta pandemia con la reclusión social como el principal recurso; y frente a este escenario que se abre, es probable que se presente un contexto álgido durante los primeros meses en relación a las actividades productivas, que podría mejorar hacia fines de 2020.
Esta visión política que ha manifestado Fernández, incuestionable desde la mera comparativa con lo que sucedió en aquellas regiones donde no se aplicaron restricciones a la concentración y desplazamiento masivos de personas, y que adhiere también a los lineamientos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), acentuará como uno de los principales efectos negativos el período de turbulencia económica que Argentina mantiene desde hace ya años y que había tomado un nuevo curso en el país tras la asunción del nuevo gobierno. Y es precisamente sobre esta línea muy fina entre aislamiento total y economía que el primer mandatario y su equipo deberán trabajar durante los próximos días para tomar, primeramente, medidas de contención a la economía informal y relacionada al consumo, y después evaluar cuál será el camino que deberán recorrer los segmentos industriales para que el flujo productivo y de exportaciones continúe a un ritmo compatible con la necesidad de divisas que existe en el país.
Contemplar lo que sucede con las exportaciones es ahora una tarea primordial, de las tantas que tiene por delante el gobierno nacional y los gobiernos provinciales. Más contagios implicarían mayores gastos por parte del Estado. Pero a la vez, la paralización total por un período mayor a un mes podría derivar en una menor recaudación que podría incidir fuertemente en las proyecciones estimadas dentro del plan económico de Alberto Fernández y su ministro de Economía, Martín Guzmán.
En el caso de la minería, el sector trabaja para dinamizar un permiso que califique a la actividad como esencial y permita (aunque no de forma total porque se trata de una industria con una cadena de proveedores y servicios muy amplia) continuar con la operatividad en los yacimientos y garantizar que aquellos proyectos con mayor grado de avance no pierdan su dinámica entendiendo que existen, en el medio, importantes inversiones a largo plazo y compromisos ya comunicados.
Al igual que otras industrias como la agricultura o los hidrocarburos, la minería es una actividad fundamental para la Argentina, especialmente en relación a las economías regionales y el efecto multiplicador que genera en las provincias donde opera; estos tres segmentos productivos son las puntas de lanza económicas anunciadas por el presidente Dr. Alberto Fernández durante su campaña electoral. Y por tanto, el sector espera que esta actividad esté incluida en la categoría «esenciales» y los efectos de la pandemia no hagan mella en territorios tan aislados como en los que trabaja la minería.
Ante El Tribuno, la palabra de Iván Gómez, presidente de la Cámara de la Minería de Salta, sobre que «no pedimos aventuras, ni que nos permitan trabajar como antes del decreto de aislamiento, pero sí que nos permitan mantener la actividad de una manera que sepamos que en los próximos meses no vamos a tener un impacto mayor”, resume parte de lo que el sector espera hacia adelante.
“Desde el sector minero estamos pidiendo ahora que hemos demostrado que nuestro protocolo anticipado por el coronavirus funcionó y que sabemos cómo trabajar y mover a la gente con el mínimo riesgo posible, que nos permitan continuar la actividad dentro de la regulación que marquen los gobiernos tanto nacional como provincial siguiendo protocolos y manteniendo la actividad al menos en mínimo sin entrar en riesgo”
Hoy la prioridad es, efectivamente, la salud de la ciudadanía. Pero en el muy corto plazo, el gobierno, las empresas y la sociedad deberán empezar a evaluar alternativas para sostener una economía que, precisamente, no goza de buena salud.