Víctor Rodríguez, Principal Consultant en CRU, organización especializada en el análisis de commodities, ofreció su visión del mercado minero y apuntó a “una proyección conservadora, sin visualizar que la demanda de commodities mineros vuelva a los niveles previos a la pandemia en el corto plazo”. Para el especialista, la minería debe desempeñar un rol clave en la reactivación económica del Cono Sur.
¿Cómo cree que impacta la pandemia en la industria minera global? ¿Es posible pensar en una recuperación de la actividad productiva a los niveles previos a la pandemia?
Nuestro caso base asume que las cuarentenas en las principales economías del mundo van a terminar en el tercer trimestre del 2020, pero el distanciamiento social -forzoso o voluntario- se va a prolongar en el cuarto trimestre. De esta manera, esperamos que el segundo trimestre marque el punto más bajo de la actividad económica global, comenzando una recuperación paulatina en el tercer trimestre que ya se observa en la mayoría de los grandes bloques económicos. En este escenario, nuestra proyección es de una disminución del 5% del PIB mundial. Este pronóstico tiene implícita la premisa de que no haya un segundo brote masivo de COVID-19.
Teniendo en cuenta este contexto, es justo afirmar que el sector minero ha tenido un desempeño mucho mejor de lo que muchos esperaban al momento de comenzar la pandemia. Sin embargo, sigue habiendo una gran incertidumbre para los inversores y actores del sector. Por una parte, se pueden resaltar algunos aspectos que invitan al optimismo como los recientes resultados positivos de los mercados de commodities, deuda y capital. Pero por otro lado, existen factores que inciden negativamente en las expectativas como la sostenibilidad de la demanda mundial de commodities, los niveles futuros de desempleo y la posibilidad de múltiples olas de COVID-19 que demoren aún más la recuperación económica.
En CRU seguimos teniendo una visión conservadora, sin visualizar que la demanda de commodities mineros vuelva a los niveles previos a la pandemia en el corto plazo.
A futuro, se proyecta un período de reajuste económico y productivo como consecuencia directa del COVID-19. ¿Qué rol considera que ocuparán los países del Cono Sur en este nuevo contexto y cuáles son las posibilidades de crecimiento que observa en la industria minera?
Sudamérica juega un rol muy importante en la industria minera global, ocupando posiciones de liderazgo en commodities como cobre, hierro, litio, zinc y oro. Asimismo, en términos generales, las operaciones mineras en el Cono Sur suelen ser competitivas desde el punto de vista de los costos. Para graficar la importancia de esta industria, basta mencionar que la exportación de productos mineros desde Suda-mérica superó los US$110.000 millones en 2019, más de un 20% del total de las exportaciones regionales. Lógicamente, hay diferencias muy importantes entre países; por ejemplo, en Chile y Perú las exportaciones mineras representan más del 50% del total de dólares de exportación.
En líneas generales, la pandemia del COVID-19 ha tenido un impacto relativamente limitado en la producción regional y por el momento se han evitado caídas dramáticas. A futuro, creemos que la minería puede y debe desempeñar un rol clave en la reactivación económica de nuestros países debido a su resiliencia y al impacto positivo que genera en la cadena de valor y comunidades donde opera. Sudamérica es un destino importante de inversiones, históricamente del orden del 25% a 30% del total mundial, y es esperable que se hagan los esfuerzos necesarios para continuar ocupando ese rol de liderazgo
El futuro de los principales commodities mineros tiene un carácter dispar donde algunos metales pujan hacia el alza y otros a la baja. ¿Cuáles son los forecasts y las tendencias que observan desde CRU al respecto?
CRU espera que casi todos los precios anuales de commodities mineros disminuyan en 2020 en comparación con 2019. En promedio, la disminución anual esperada de una canasta de 38 commodities mineros, metales y fertilizantes es del 13%. La mayor disminución corresponde al segmento de fertilizantes, mientras que los metales proyectamos que se verán menos afectados aunque en promedio también tendrán caídas de precios versus 2019.
Disminuciones temporales en la oferta podrían permitir que algunos commodities (particularmente el mineral de hierro y, en menor medida, el cobre) tengan una mejor perspectiva. Sin embargo, esta situación coyuntural generalmente no constituye una base sólida para justificar precios altos por períodos prolongados de tiempo.
El oro es sin dudas la mayor excepción a este panorama general de precios a la baja. Este metal normalmente resulta atractivo en tiempos de incertidumbre y esperamos que mantenga su actual fortaleza en lo que resta de 2020.
En el caso del litio, la expectativa para la década 2020-2030 iba en ascenso. ¿Cree que lo acontecido en el comercio global y el impacto de la pandemia pueden llegar a torcer la consolidación del mineral, clave para la fabricación de vehículos eléctricos?
Los fundamentos de la demanda de litio siguen siendo sólidos y no esperamos que la pandemia altere estructuralmente su trayectoria creciente, sobre todo en el largo plazo. El gran determinante de la demanda futura de litio es el mercado de baterías para vehículos eléctricos que de acuerdo a nuestras estimaciones va a tener un crecimiento muy importante a partir de la segunda mitad de esta década. Las principales razones son el aumento sostenido del número de modelos de vehículos disponibles, costos decrecientes y un mayor desarrollo de infraestructura asociada.
Para poner en perspectiva este crecimiento, vale la pena mencionar que en 2019 la demanda global de litio fue de ~315.000 toneladas de carbonato de litio equivalente (LCE). Para 2030, estimamos que este volumen va a ser de 4 a 5 veces mayor. Esto va a generar que las baterías de vehículos eléctricos representen aprox. un 70% de la demanda de litio en 2030 cuando en la actualidad el sector explica un ~40% del total.
Como se mencionaba, el sector del oro es el que mejor se desempeñó durante la pandemia capitalizando cotizaciones históricas. ¿Cree que puede extenderse el rally de este metal?
Nuestra perspectiva para el mercado del oro en lo que resta de 2020 sigue siendo positiva, aunque no descartamos que pueda tener lugar una corrección a la baja en el corto plazo. Creemos que en ese caso la caída de los precios probablemente sería efímera, ya que podría ser utilizada como punto de entrada por aquellos inversores que, por diversas razones, no se sumaron al último rally.
La expansión de los programas de flexibilización monetaria por parte de los principales bancos centrales y el amplio estímulo fiscal aplicado por muchos gobiernos seguirán siendo clave para nuestra postura alcista sobre el oro. Estos desarrollos son favorables ya que conducen a tasas de interés reales bajas/negativas que hacen del oro un activo que no tiene retornos -interés o dividendos- asociados, más atractivo para los inversores.
El argumento alcista para el oro se ve reforzado aún más por las crecientes expectativas de inflación como resultado de las inyecciones masivas de liquidez de los bancos centrales en la economía global y un riesgo creciente de default soberanos producto del enorme aumento de los niveles de deuda pública. Por último, numerosos riesgos geopolíticos iniciados antes de la pandemia como la guerra comercial entre Estados Unidos y China ayudarán a mantener el apetito de los inversores por activos de refugio, incluido el oro.
La combinación de estos conductores debería proporcionar un fuerte impulso para el precio del oro que esperamos se mantenga en el rango de $1.800/oz y $2.100/oz hasta el final de este año.
¿En qué medida influye la batalla comercial al desarrollo futuro de la minería?
En el marco de la Fase I del acuerdo comercial entre Estados Unidos y China, sellada el 15 de enero de 2020, China acordó comprar bienes y servicios estadounidenses entre 2020 y 2021 a un valor combinado de US$200.000 millones por encima de los niveles de 2017. De acuerdo a datos elaborados por el Instituto Peterson, China se encuentra proporcionalmente por debajo de la meta. Esto ha suscitado temores de que la Fase I del acuerdo pueda colapsar. Estrictamente hablando son las cifras de fin de año las que importan, por lo que China todavía podría cumplir su objetivo por medio de mayores compras en los meses restantes del 2020. Al margen del acuerdo comercial, las acusaciones sobre el origen de COVID-19 y las nuevas leyes de seguridad propuestas por China sobre Hong Kong han llevado a un deterioro de las relaciones entre Estados Unidos y China.
Nuestra expectativa es que la relación se deteriore aún más antes de las elecciones. CRU estima que un escenario con aranceles adicionales para todas las importaciones chinas reduciría el crecimiento en China y los Estados Unidos. En conjunto, el PIB mundial podría caer un punto porcentual adicional; y dicho escenario sin dudas afectaría negativamente la demanda de productos mineros y generaría un deterioro de las expectativas no contemplado en nuestro escenario base.