Luego de un 2016 en el que la volatilidad y la transición fueron moneda corriente, el inicio de 2017 alumbra nuevas perspectivas y oportunidades. Uno de los factores claves para lograr la transformación económica es a través de la minería, un motor de desarrollo comprobado que impacta positivamente en las economías regionales. Sectores dinámicos como construcción e infraestructura han recibido un fuerte apoyo con el aporte de la minería, segmento que comienza a recuperarse gracias a una mejor cotización de los metales.
Con un nuevo presidente en EE.UU. que empieza a cumplir sus promesas de campaña, y la consiguiente incertidumbre respecto a nuevas tendencias políticas y económicas que pudieran emanar, importantes analistas destacan que estaríamos en las puertas de un nuevo paradigma de la geopolítica para el cual hay que comenzar a prepararse. En este contexto los recursos naturales jugarán un rol cada vez más estratégico y la industria minera no escaparía a esta tendencia.
Según las Naciones Unidas la población mundial alcanzaría a 9.600 millones de personas en 2050, lo que se traduce en un crecimiento cercano al 30% respecto a la actual estimación del orden de las 7.500 millones de personas. Este fuerte crecimiento poblacional impacta directamente en una mayor demanda de alimentos y minerales.
Aquellos países con un subsuelo rico en minerales se encuentran en condiciones de poder satisfacer los requerimientos de un mundo en constante cambio. Argentina es una de estas jurisdicciones con una amplia oferta minera, tanto en calidad como cantidad. A lo largo de las últimas décadas se alumbraron importantes depósitos mineros, aunque existe consenso de que todavía queda mucho por descubrir.
En vísperas de la convención anual de la PDAC
(Prospectors and Developers Association of Canada) que se llevará a cabo en Toronto en marzo próximo, es preciso interpretar las nuevas dinámicas que se desarrollan en cuanto a inversiones mineras. Ante un nuevo optimismo de repunte, Argentina deberá desplegar todo su potencial ampliamente reconocido a través de su riqueza mineral, la capacidad de sus recursos humanos, una red de proveedores consolidada y, por sobre todas las cosas, el retorno al respeto del marco legal. Es esta seguridad jurídica una de las principales condiciones que tienen en cuenta los tomadores de decisiones al momento de definir destinos de inversión.
La industria minera tiene que estar preparada para el futuro inmediato. De la mano de una minería cada día más inteligente que combine la tecnología con la capacidad del capital humano, la puesta en valor de nuevos emprendimientos servirá para satisfacer las necesidades crecientes de las actuales y futuras generaciones, además de confirmar el status de Argentina como potencia minera.