Lejos del súper ciclo que fue testigo de cotizaciones record, los metales están comenzando a recuperar una parte del terreno perdido en los últimos tiempos. El cobre es, posiblemente, uno de los principales metales asociados a transformaciones industriales. Su comportamiento en la LME (London Metal Exchange – Bolsa de Metales de Londres) refleja una renovación con buenas perspectivas para el futuro cercano, donde la libra del metal rojo ya ha tomado los US$2,50 como piso desde hace por lo menos seis meses (Ver Gráfico 1)
Gráfico 1 – Cotización de la libra de cobre para el período 2012 y 2017
La Comisión Chilena del Cobre –COCHILCO- difundió las principales conclusiones del Informe Trimestral del Mercado Internacional del Cobre, correspondiente al periodo enero-marzo de 2017, documento contiene las proyecciones de la institución sobre precio del cobre, demanda y oferta del metal para los años 2017 y 2018. En ese contexto, los funcionarios y técnicos de esta entidad elevaron la proyección de la libra de cobre a US$2,60 para el año en curso, agregando que esperan que ese valor sea también el promedio anual para 2018. Se trata, ni más ni menos, de un espaldarazo a las tendencias a futuro de momento que COCHILCO había previsto una cotización de US$2,40 para la libra de cobre para los tres primeros meses de 2017. Esta corrección habla a las claras que se percibe un panorama alentador, y que el precio puede ser sustentable en el largo plazo.
Algunos acontecimientos de fuerza mayor aportaron significativamente a esta nueva mirada sobre el cobre. Específicamente, la paralización de la producción de Minera Escondida en Chile –la mayor unidad productora de cobre del mundo- por más de 40 días, así como la imposibilidad de exportar concentrados de cobre por parte de Freeport McMoran desde la mina Grasberg (Indonesia) sumado a los problemas en mina Cerro Verde (Perú) que obliga a reflexionar sobre la sensibilidad del mercado ante estos sucesos.
El potencial aporte de Argentina
Ampliamente conocido es el potencial minero de Argentina, y de cobre en particular. Las fronteras políticas no son una barrera para las fronteras geológicas, lo que permite concluir que, en muchos casos, algunos de los principales cuerpos cupríferos de Chile tienen una amplia similitud con aquellos localizados en Argentina. Casos testigos por excelencia son mina Pelambres (Grupo Luksic) en Chile y el proyecto Pachón (Glencore) en la provincia de San Juan. En el área de Pachón existen un par de cuerpos cupríferos de gran tamaño y escala, como Los Azules (McEwen Mining) y Altar Río Cenicero (Stillwater Mining)
También en la provincia de San Juan, otro gran proyecto –en este caso binacional- está comenzando a tomar forma. Se trata del proyecto Constelación (NGEx Resources Inc.), una integración entre Los Helados (Chile) y Josemaría (Argentina), para avanzar en uno de los más relevantes descubrimientos de la última década a escala continental.
Por su parte, en la provincia de Salta, el proyecto Taca Taca (First Quantum) puede tener algún tipo de asociación geológica con la Mina Escondida, el mayor productor mundial de cobre como se indicara con anterioridad. El proyecto Taca Taca está lo suficientemente avanzado como para pensar en el arranque de la construcción en 2018.
Y, en la provincia de Catamarca, el proyecto Agua Rica espera algún tipo de definición respecto a lo que pueda ocurrir en Bajo la Alumbrera, emprendimiento que se acerca al fin de su vida útil. Agua Rica se encuentra completamente factibilizado, y podría llegar a utilizar la infraestructura existente en Bajo la Alumbrera.
Más allá de sus diferencias particulares, cada uno de los seis cuerpos cupríferos localizados en Argentina son depósitos del tipo World class (clase mundial), con producción promedio del orden de las 200.000 toneladas anuales de concentrado de cobre y vidas útiles que pueden rondar por lo menos tres décadas.