Nuevas aplicaciones, mayor demanda y una oferta restringida apuntalan la cotización del litio. El futuro cercano del metal estrella es ampliamente promisorio para Argentina. A dos centros productivos y uno en construcción, se suma una larga cartera de proyectos que acentúa el rol determinante que tendrá Argentina en materia de litio en el mediano y largo plazo.
El furor del litio no se detiene. El aumento de la demanda de baterías de iones de litio para uso en vehículos eléctricos (EV), así como para almacenamiento energético son los dos principales catalizadores que explican cómo la demanda creció a una tasa anual del 11% entre 2010 y 2015 y se espera que crezca a una tasa anual del 16% hasta 2025. En este sentido se observa una poderosa combinación entre estrategias de autopartistas así como políticas gubernamentales, las cuales ofrecen soporte a una mayor fabricación de automóviles eléctricos. Algunos ejemplos provienen de los anuncios trascendentales de compañías como Tesla, Volkswagen, General Motors, Mitsubishi, Nissan y Renault –estos tres últimos en la denominada EV Alliance-, BMW, Honda y Ford. Y, las medidas gubernamentales para un mayor uso de los EV incluyen las más variadas geografías, como la Unión Europea, China, India, Noruega, EE.UU. y Japón. También es preciso señalar que no todo se reduce a los autos eléctricos y las baterías para almacenamiento energético, de momento que teléfonos celulares, productos electrónicos y computadoras juegan un rol menor, pero no menos importante, en la demanda de litio.
Algunos reportes indican que la demanda mundial de carbonato de litio aumentará a más de 500.000 toneladas para 2025 desde las 163.000 toneladas de 2015, con picos alcistas pronosticados para luego de 2025. Y, en lo que a la oferta concierne, los aumentos planificados muy pocas veces se transforman en oferta materializada: un ejemplo rotundo de ello es el caso de Olaroz, operado por Orocobre Ltd. en la provincia de Jujuy, el único emprendimiento de litio en salares que entró en operaciones en 20 años.
Esta conjugación entre incremento de demanda y oferta no asegurada es la que se refleja en la cotización del carbonato de litio. Con cifras pactadas en China por encima de los US$20.000/t para precio contado, la evolución del precio del litio ha sido tan astronómica como su demanda, el cual se situaba en los US$5.000/t en septiembre de 2015. En 2017, el precio de la tonelada de carbonato de litio se localizó en el orden de los US$12.000, esperando un repunte en el año en curso.
Acorde a lo informado por el USGS (United States Geological Survey), la producción de litio en 2017 creció un 12% respecto a los valores de 2016. Como se puede apreciar en el Gráfico 1, con un fuerte aumento en la participación de Australia. Los cuatro principales productores –Australia, Chile, China y Argentina- representan más de un 95% del total mundial. En el contexto global, Argentina representa un 13% de la producción. Y, en cuanto a reservas cuantificadas, los cuatro países antes nombrados más de un 98%; en este plano, Argentina también representa un 13% de las reservas globales como se puede apreciar en el Gráfico 2.
¿Por qué la fuerte actividad exploratoria por litio en los salares localizados en Los Andes? Los productores de litio en la zona del triángulo del litio cuentan con una gran ventaja competitiva si se los compara con los productores de litio de roca (pegmatitas), representada por un costo operativo mucho menor, además de operaciones promedio con vida útil que se extiende por décadas. Si nos fijamos en el Gráfico 1, la mitad de la producción mundial de litio de 2017 provino de roca, aunque ésta tendencia disminuirá atento a la demanda futura.
El acceso al suministro de litio se ha convertido en una prioridad para las compañías tecnológicas en EE.UU. y Asia. Para ello se conforman alianzas estratégicas y joint ventures entre compañías tecnológicas y exploradoras, una tendencia ya consolidada que asegura un suministro diversificado y real de litio para proveedores de baterías y fabricantes de vehículos.
Con dos centros en operación –Salar del Hombre Muerto (FMC Lithium) y Olaroz (Orocobre Ltd.)-, uno en construcción (Minera Exar S.A.) y una larga cartera de proyectos en diferentes etapas de desarrollo, Argentina se posiciona como el país con posibilidades más concretas para captar el incremento de la demanda en el mediano y largo plazo. Y, para acentuar esta tendencia, se suma una serie de anuncios como la expansión del Salar del Hombre Muerto y Olaroz, más la posibilidad de que nuevos proyectos entren en construcción en el período 2019-22.
Las provincias del NOA argentino –Catamarca, Jujuy y Salta- conforman, junto con Chile y Bolivia, el denominado Triángulo del Litio, región que alberga más del 75% de los recursos identificados a la actualidad.
El futuro del litio es ampliamente promisorio. Ello significa una gran ventana de oportunidad para el crecimiento económico y social de los países que poseen este importante metal. Las provincias del NOA cuentan con grandes posibilidades de convertirse en polos productivos de un metal llamado a revolucionar el presente, pero principalmente el futuro. El litio es un ejemplo más de que la minería es factor de desarrollo, porque las comunidades aledañas a los emprendimientos tienen una oportunidad de crecimiento y transformación que solo la minería puede otorgar.