Un nuevo incidente en la mina Veladero, situada en la alta cordillera sanjuanina y operada por la canadiense Barrick Gold, encendió nuevamente las alarmas. El tercer incidente en un año y medio llevó al Gobernador de la provincia de San Juan, Dr. Sergio Uñac, a tomar la decisión de suspender las operaciones en Veladero hasta que la compañía realice el recambio de las cañerías afectadas y ofrezca mayores garantías.
La solución rica fugada de la cañería estuvo completamente contenida en el valle de lixiviación, sin tomar contacto externo. Con la información relevada al momento, no se ha detectado ningún tipo de daño ambiental. La Autoridad Minera tomó muestras de agua y suelo sujetas a evaluación, llegando a la conclusión de que ningún empleado ha sufrido por su salud.
Al momento de este editorial, algunas voces ya se pronunciaron en forma contundente, y la sentencia –desde su punto de vista- sería el deseo de cierre definitivo de la mina Veladero. Por otra parte es imperioso bregar por una minería cada vez más responsable que cuide de sus trabajadores, de las poblaciones cercanas a los centros mineros, otorgando el mayor de los cuidados y respetos por el medioambiente.
Ampliamente reconocida como un país con potencial minero, Argentina comenzó a transitar un camino que le ha permitido crecer de la mano de la industria minera. Es preciso reconocer que Argentina podría no convertirse en una potencia minera, sino en un país con minería. La escala de la industria minera en poderosos vecinos como Chile y Perú está muy lejos de nuestro país, pero no por ello se puede ignorar la importancia que la minería representa para las provincias cordilleranas.
Argentina es uno de los pocos países que cuenta con una geografía que permite una diversidad de industrias. En el caso del sector que nos atañe, la minería se encuentra parcialmente confinada a jurisdicciones donde predominan la altura y clima extremo, que no permiten el desarrollo sustentable de otras actividades industriales.
En el marco de las discusiones políticas suscitadas por el incidente en Veladero, donde actores públicos y privados ofrecen los más variados puntos de vista y cómo se podría encarar el presente y futuro del emprendimiento localizado en la cordillera sanjuanina, son pocas las voces que se pronunciaron fervorosamente por el cuidado del trabajador minero.
En pocas palabras, el trabajador minero es una persona con un gran poder de superación y búsqueda de oportunidades, que destaca por su tesón y voluntad para superar las más variadas dificultades. Detrás del trabajador minero hay un grupo familiar que ha podido elevar sus estándares de vida gracias al despliegue de la industria minera.
La mina Veladero no solo representa el primer emprendimiento minero de gran escala de la provincia de San Juan, sino la fuente de ingreso para 3.400 familias, cifra representada solamente en empleos directos. Si a este valor se sumara el empleo indirecto asociado, decenas de miles de familias sanjuaninas dependen, de una forma u otra, de la mina Veladero. El emprendimiento de Barrick representa el 30% del Producto Bruto Geográfico de la provincia de San Juan, lo que habla a las claras del rol gravitante que reviste Veladero.
Ampliamente conocida es la frase que reza que ningún extremo es bueno. Y más allá de todas las discusiones que se puedan y deban plantear respecto al futuro operativo de Veladero, es menester no olvidar que el futuro de decenas de familias sanjuaninas está ligado al centro minero localizado en la provincia de San Juan.